lunes, 30 de marzo de 2009

Vindicación del pródigo

El genio y el talento son objetos de la mayor envidia. Tal vez porque son cosas que no se alcanzan con una gran cuenta de banco o haciendo buenos negocios. Es así que nuestros ídolos padecen una persecución insufrible, producto de gente sin merito que busca llegar al nivel del genio, no mejorando ellos, si no haciendo empeorar al otro. En el apogeo los héroes se precipitan repentinamente de la cumbre hacia suelo por el peso de su grandeza y sobre todo por el empuje hacia abajo de los mediocres que buscan infructuosamente pisotearlos.

Hay quienes se embarcan en la lucha para remontar vuelo nuevamente. Esa lucha en general pocos la ganan, algunos terminan empatándola y para desgracia, otros nunca la superan. Ocurre, en caso de victoria, que esos intelectos minúsculos, envidiosos, no pueden aceptar jamás el nuevo triunfo del genio y desestiman el logro. Abogan si es necesario que ellos jamás tuvieron que llegar a situaciones extremas y alegan una conducta intachable que nadie puede rebatir no porque sea cierta, si no porque a nadie le importa. Y ahí andan los escépticos bañados en suspicacia desconfiando de aquello que no pueden lograr. En verdad no es suspicacia si no vulgaridad en estado puro. Son esos momentos cuando sueltan frases que repercuten en la úlcera de cualquiera.
"¿Vos lo crees en serio? Es mentira, lo oculta"
"Que va a salir, si no lo tiene se muere"
"Si, lo dejo, pero no se acuerda en donde jajaja"

Y ríen a carcajadas, por no creer, por sentirse nuevamente superiores. Así andan los espíritus anodinos jactándose de sus desatinados silogismos y de su propia mezquindad.

Hoy tengo malas noticias para las almas insignificantes. Hoy quedo demostrado que se puede regresar del infierno, y seguir como siempre. Para los que creemos en el alma (algún tipo de alma, no importa cual ni de que naturaleza) es motivo de festejo. Fue necesario mucho trabajo, mucho amor, mucha responsabilidad y mucho ego. Fue una victoria que se tradujo en una hermosa comunión de almas sensibles. Y una comunión que no es más que el principio de la gran reconquista, la gran marcha de la victoria de un amigo pródigo. Hoy hemos visto volver desde las tinieblas al hombre, ante la mirada incrédula y altanera de los mediocres. Hoy nuevamente ha ganado una batalla que otros desestiman porque saben que ellos la perderían. Creo que es momento de festejar. Festejar este triunfo como si fuera un acto de justicia ignorando los comentarios de los petulantes de turno y recordar aquella frase del héroe implícito de nuestra historia, aquella que desde una canción rezaba "La mediocridad para algunos es normal, la locura es poder ver mas allá"

Y otra vez, no se equivocaba.

viernes, 27 de marzo de 2009

Mar del Plata ¿la ubica?

EL VERANEANTE TIPO (TIPO NEURÓTICO)
Como es público y notorio, Mar del Plata se puebla durante el verano con mucha gente y, por lo tanto, con una gran variedad de tipologías de veraneantes. Pero hay una clase de turista —quizá el mas común- indudablemente muy sacrificado y que merecería un premio a la constancia y un pago mucho mayor por vacaciones, ya que es absolutamente incapaz de tomárselas -las vacaciones-. Es aquel que se implanta este régimen:

1) Establece un estricto horario de actividades: levantarse a las 10, ir a la playa a las 11, volver a las 13, y así hasta la noche, reiterándolo día tras día sin ninguna posibilidad de improvisar o cambiar nada.

2) Si maneja, viaja -a la ida y a la vuelta- muy rápido, tratando de llegar lo antes posible. ¿Por que? Para que no se haga de noche, o de día, o porque la ruta es muy aburrida, o para batir un record, o porque si. En realidad: porque se pasa la vida corriendo y no puede dejar de hacerlo.

3) Para en un departamento o en un hotel en pleno centro, zona en la que -desde ya- no puede estacionar jamas. La única razón mas o menos aceptable para parar en el centro -ese infierno tan temido- es precisamente no tener auto.

4) Va a una playa del centro. Aquí ya no hay justificación. Si no tiene auto y no puede pagar taxis todos los días y no le gusta viajar en colectivo para ir a una playa donde pueda tener dos metros cuadrados propios, ¿para que viene a Mar del Plata?¿Por que gasta plata para sufrir? ¿Por que no toma sol en la plaza del barrio?

5) Todas las noches pasea por la calle San Martín, aceptando las inevitables leyes del juego de dar y recibir 14 codazos y 23 pisotones por minuto. Nostalgioso este veraneante tipo. No puede desprenderse de la calle Florida y del horario de bancos.

6) Con la excusa de que la vida esta cara y de que no hay plata que alcance, hace media cuadra de cola para almorzar y cenar en Raviolandi o Montecatini (Repito: ¡media cuadra!, lo que de ninguna manera puede implicar menos de 30 minutos de espera!). Dejando de lado que no hay necesidad de ser un experto de Mar del Plata para hallar varios lugares mas lindos, menos colectivos tanto o mas económicos que los mencionados, no puedo creer que no sea preferible comer un sandwich antes que aguantarse ese diario plantón infernal para comer platos mediocres y ser atendidos a los piques (ante tantos comensales, no hay otra posibilidad).

Pero finalmente uno vuelve a su ciudad y su vida habitual. Durante los primeros días esta mitad acá y mita allá, con la espuma de las olas todavía "en imagen" como si el cerebro le pasara un vídeo-tape de las vivencias de las vacaciones y -especialmente— con el ritmo, la pachorra y el no trabajo de allá.

Y uno se da cuenta de que el agua de Buenos Aires -que tomo toda su vida- tiene un gusto raro, que el aire de acá es pesado y no se puede respirar bien. Pero poco a poco -a la par del bronceado que se va- la aclimatación viene. Y empiezan los horarios y las obligaciones. Y uno se mira en el espejo y piensa como le gustaría ahora estar en esa playita a la que tanto insulto por la arena finita que viento le metía en los ojos.

Jorge Garayoa - Fragmento - Humor N 53, Marzo 1981

(¿cuantos se identificaron o encontraron en esta estampa algún familiar o conocido, verdaderamente insoportable? Se fue el verano, pero el que se va sin que lo hechen...)

martes, 24 de marzo de 2009

Algo esta cargado en la memoria

No hace falta decir que se recuerda hoy. Son tiempos lejanos, pero que no necesariamente me son ajenos. A veces, siento que viví esa época. Por que sentir los efectos de algo es sentir ese algo. Y aunque felizmente nací tres años después de terminado el golpe, apenas unos meses después del juicio a las juntas y tres años antes que otro genocida democrático lo convertiría en el "chiste a las juntas", se que también soy fruto de esos años del terror. Del legado del miedo y la represión. De la generación ausente que hoy es también mi generación y que mañana también van a ser mis hijos. No soy muy inteligente, pero todavía no puedo entender como se llegó a tanto, como todavía se justifica y como todavía no se nota que hay una diferencia en la balanza de los diablos. No entiendo como se pretende justicia actual, cuando hay cuentas pendientes con el pasado. El maniqueísmo en la historia le hace muy mal al presente. Y el pasado tampoco puede ser excusa, ni debe ser excusa para escapar al presente.

Soy hijo de ellos. Soy hijo del presente que esa historia negra dejo. La memoria es un humilde homenaje. Yo también quiero renunciar a toda pretensión de originalidad y usar la frase que pertenece a todo el pueblo argentino y que no debiera olvidarse jamas:

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(Gracias a mi amiga Florencia por la imagen)

sábado, 14 de marzo de 2009

Mitos en la actualidad argentina III: Rivadavia y sus secuaces

De la explanada hasta la entrada a la línea A de subte hay cerca de cien metros que los hice corriendo solo para escaparme de esa casa del desengaño. Baje en la Estación Plaza de Mayo y en cuestión de segundos ya estaba sentado en los antiguos vagones.

La línea es, a mi gusto, la mas linda de todas. Pueden argumentar que se mueve hacia todos lados, que los asientos son duros e incómodos, que la luz se corta y que mas de uno se ha pasado de estación por no saber que las puertas se abren manualmente. No me importa. Esa linea transporta automáticamente hacia un pasado borroso, que permite mucho a la imaginación y la historia. Si alguna vez sube en ese tren Alfredo Palacios, les garantizo que no me asombro de nada. Me acomode en el fondo de unos vagones aunque sabia que el viaje iba a ser corto y así fue, en cuestión de minutos estaba descendiendo de la formación en Plaza Miserere.

Salí hacia Pueyrredon observando el tétrico pero llamativo Mausoleo de Rivadavia. Ahí descansa el ministro-presidente argentino que pidió como ultima voluntad descansar en Inglaterra tal vez como parte de pago de las deudas que el mismo había generado. Nunca me gusto esa construcción. No solo porque ese prócer (¿prócer?) me parecía lo peor de la historia local, si no por el ambiente que se genera alrededor de su tumba. Es una de las plazas mas sucias de Capital –lo cual es mucho decir-, la construcción es fea, muy vistosa pero fea. No es raro que diariamente, decenas de gente de bajos recursos utilicen el Mausoleo como refugio y por las noches encuentren en el un pequeño lugar para dormir. Es una constante en todos los lugares de la Argentina encontrar mendigos, pero me parece que encontrarlos en esa plaza, a los pies del monumento del hombre que soñó ese país, es una ironía bastante argentina.
Esta vez era distinto. Caminaba mirando la Plaza, el Mausoleo y algo era distinto. Me di cuenta que no había gente viviendo alrededor de la construcción como otras veces y que la higiene del lugar era algo mas respetable. Hubiese festejado, pero recordé que también los cirujas y cartoneros que durante las noches se juntaban a los costados de la Estación Constitución también habían desaparecido. Soy ingenuo, pero no creo que esa gente se haya ido por "propia voluntad" o porque pudieron acceder a un lugar mas salubre. ¿Donde estaban entonces? No tengo dudas que fueron sacados por la fuerza, probablemente hacia el Conurbano, porque tengo la seguridad que la Ciudad no les ha brindado mejores posibilidades ni trabajo. Porque la ley no es volver a la ciudad mejor, si no mas estética y para eso hay que tapar o correr lo que molesta, lo feo. Eso es parte del progreso actual. Claro que la gente que habla del progreso y lo quiere llevar adelante pone el grito en el cielo cuando los llaman progresistas y a la hora de actuar, prefieren vestirse de liberales solo para tapar la piel conservadora.

Sin duda, Rivadavia descansa in pace en el lugar que él menos hubiese deseado. Pero Don Bernardino tendrá, al menos por un tiempo, el consuelo de saber que sus "ideales" siguen vigentes en manos de la persona menos capacitada tal vez, pero que ya sigue sus pasos. Como decia un genial actor ¿seremos un pais tartamudo?