martes, 28 de abril de 2009

Entrevista a Miguel FitzGerald Parte II

Segunda parte de la entrevista a Miguel FitzGerald. Si no aguantaron la primera esta no la pueden dejar de ignorar. Al final encontraran fragmentos de audios de la entrevista.

MIGUEL FITZGERALD: DE MONTE GRANDE AL MUNDO
Cuando le preguntamos a FitzGerald por su vuelo a las Malvinas creímos que Monte Grande pasaría a segundo plano. Sin embargo, desde que empezó a contar la aventura las referencias a la ciudad no faltaron. “El tema Malvinas se origina… –dijo FitzGerald mientras recordaba- en realidad en el Aeródromo de Monte grande siempre jodian que querían hacer un vuelo a las Malvinas”. Desde Siro hasta los pilotos que pasaban por ahí (incluso un ingles de nombre Fenton, dueño de una estancia en Monte Dinero, radiofaro que se encuentra en la entrada al Estrecho de Magallanes y que frecuentaba la ciudad para hacer el service a su Cessna), todos estaban contagiados de esa idea que mas parecía una gracia, una travesura, que una propuesta seria.

No era nuevo para nadie. Incluso se podía decir que era una revancha: en el Aeródromo la idea había tomado forma muchos años antes pero había fracasado. Ocurrió en el año 52 cuando Aldo Comi, junto con Cesar Álvarez, instructor de vuelo del Aeródromo partieron desde Río Grande con plan de vuelo a Ushuaia. Una vez en el aire anunciaron que cancelaban el plan de vuelo presentado y que se dirigían a las Malvinas. Pero no tuvieron suerte. Al poco tiempo de salir el flap on se empezó a venir abajo y no fue posible continuar. Perdieron de vista las islas y luego de siete horas de vuelo aterrizaron en Comodoro Rivadavia. Habían provocado un verdadero alboroto: muchísimos telegramas llegaban con la orden de frenar el avión y detener a los pilotos. Sin embargo el Comisario de Comodoro sintió vergüenza de meterlos presos y solo los vigiló en el hotel donde se alojaban. No fueron autorizados a continuar vuelo hacia Monte Grande, por lo que tuvieron que volver acompañados por un piloto de Piedras Cavadas, una estación ya desaparecida. Aldo y Cesar fueron sumariados y recibieron como sanción un año de suspensión para volar.

Mas allá de ser una idea recurrente entre los pilotos que frecuentaban Monte Grande, pocos sabían acerca de la realización del vuelo. Los técnicos del Aeródromo comenzaron las modificaciones al Cessna 185 llamado por FitzGerald “Luis Vernet” –hoy en actividad en el Aeroclub de Bahía Blanca- y en los talleres de nuestra ciudad empezó a tomar forma la hazaña. Horacio Franco era uno de los pocos que sabia y fue quien agregó los tanques de combustible con una capacidad total de 200 litros. Roldan, dueño del taller, y el resto de los mecánicos que trabajaban en el Cessna suponían que se venia un viaje largo, pero no sospechaban que Miguel había tomado la determinación de ir a las islas. El radiotécnico llamado Quintana coloco una Radio HF de larga distancia en el asiento del copiloto. Completó la modificación una bomba eléctrica que se utilizaban para traer los aviones de la fábrica.

El día elegido no fue casual: el 8 de septiembre se trataba en la ONU el problema de las colonias en el mundo, entre las cuales estaba agendada la cuestión Malvinas y casualmente era el cumpleaños de FitzGerald. Los medios estaban enterados. Crónica, diario para el que trabajaba Miguel, tenia la primicia y había ofrecido costear el viaje, si aceptaba llevar un fotógrafo. Pero se negó. Siempre le gusto viajar solo.

Con todo listo partió del Aeródromo el 6 de septiembre con destino Trelew. Volvió a Puerto Madryn para dormir (estaba prohibido volar monomotores de noche). Salió temprano hacia Río Gallegos, haciendo una pequeña escala en Pico Truncado para arreglar un cable que molestaba. Paso la noche en la capital de Santa Cruz y en la mañana del 8 armó la bandera y salio con destino a las Malvinas. El resto ya se conoce: aterrizo, colgó una bandera, le entregó a un kelper que se acerco a preguntarle si necesitaba combustible una proclama de reivindicación sobre las islas y decoló apenas unos minutos despues de haber aterrizado. Tuvo el efecto esperado: en la ONU la delegación británica que se quejó de la actitud del piloto, pero la delegación argentina se desvinculo diciendo que no pertenecía al gobierno, que era un acto independiente.

Volvió a Río Gallegos donde lo esperaba toda la prensa de Buenos Aires que allí se encontraba, siguiendo las idas y venidas del gobernador y sus disputas con la legislatura. Ese hecho ayudo a que los medios cubrieran la nota y le dio a Miguel la fama que necesitaba para cubrirse de posibles sanciones. Se fue de Santa Cruz el 9 hacia Bahía Blanca, donde pasó la noche. Partió nuevamente e hizo una escala en Azul, donde el gobierno local, perteneciente al partido radical le hizo una ofrenda de flores que rechazó porque era “una causa nacional no radical ni peronista” y continuó viaje hacia Capital. En el Aeroparque lo esperaba la gente del grupo Tacuara en un jeep, en el cual se encontraba su viejo instructor de vuelo, Germanó y lo llevaron por el centro como si fuera un héroe. Lo dejaron en la puerta del diario Crónica mientras disfrutaba su hazaña.

La publicidad ayudo bastante. Le habían puesto una sanción que podía cambiar por una fianza. Sin embargo debido a que era el primer sumario que tenía lo redujeron a un apercibimiento. Al poco tiempo el presidente Illia consideró el caso y quitó esa sanción dejando limpio el prontuario de FitzGerald. Tiempo después, en el año 66, por el Operativo Cóndor un grupo de jóvenes peronistas secuestraron un avión de Aerolíneas Argentinas y lo desviaron hacia las Malvinas. En los días previos FitzGerald recibió muchas visitas del grupo que querían obtener información pero él les avisó “allá rige la horca si llegan a joder, si se quieren arriesgar”. Entre los pasajeros del DC-4 secuestrado estaba Héctor García –a quien Miguel llama “el great comander”- jefe de redacción del diario Crónica y con quien FitzGerald haría su menos exitoso segundo viaje a las Malvinas en el que terminarían detenidos. Pero esa es otra historia que poco tiene que ver con nuestra ciudad.

Esta es la extensa charla que tuvimos con Miguel FitzGerald, un hombre de personalidad y vida interesante. Ni mas ni menos, un heroé.









miércoles, 22 de abril de 2009

Entrevista a Miguel FitzGerald Parte I

Si, alguna vez fui periodista. Mas por interés que por vocación. Ayer casualmente tuve la oportunidad de evocar esta entrevista en un acto y creí que tal vez le interesaría leerla a usted, inexistente lector que tanto bien le hace a mi esquizofrenia.

¿Quien es Miguel FitzGerald? Un aviador que rompiendo las reglas de la época se subió a un Cessna 185 y voló a Malvinas a colgar una bandera. Si, la historia en verdad fue mas interesante, pero dejo que la lean abajo. Eso si la vida de este hombre esta llena de proezas y esto que presento no es mas que la punta del iceberg. Es por eso que la presento en dos partes, una para presentarlo a él y su historia y otra con detalles del vuelo a Malvinas. Es interesante incluso para gente que, como yo, no comulga con la causa Malvinas. La entrevista la realicé junto con Hugo Gomez, haciendo especial hincapié en la historia de la ciudad de donde partió (y donde vivo), Monte Grande, por eso encontraran muchos detalles en ese sentido. Disfrtuenla si pueden:


MIGUEL FITZGERALD: DEL MUNDO A MONTE GRANDE

Todos admiramos a los héroes. Independientemente de las ideologías, divisiones o partidos, quienes arriesgan prestigios, honores, carreras y hasta su vida por una causa noble son respetados por propios y ajenos. Es el caso de Miguel FitzGerald, hombre del que todos oímos hablar por su travesía a Malvinas. Lo visitamos con Hugo Gómez en su casa de Parque Chacabuco y fuimos recibidos de manera muy cortés. Descubrimos que gran parte de su fecunda historia como piloto esta vinculada a nuestra ciudad, más allá de aquel acto en Malvinas. De a poco este hombre de 82 años, muy lúcido, fue desempolvando recuerdos ante nosotros, exhibiendo nombres de amigos vinculados al Aeródromo y por supuesto sus dos viajes históricos: en el 62 el primer viaje si escalas de Nueva York a Buenos Aires y el del 64 hacia las Malvinas. En esta primer parte voy a contar su relación con Monte Grande y el viaje del 62. En los próximos días enviaré otro correo contando la preparación del viaje a Malvinas.

Miguel FitzGerald nació el 8 de septiembre de 1926 en Lavalle al 400, Capital Federal. Se crió en Guaminí y a los 9 años volvió a Capital, para entrar de pupilo en el colegio San Cirano. A los 16 años aprendió a volar planeadores en la ciudad de Merlo. Tiempo después en San Fernando obtuvo la licencia para volar aviones a motor, teniendo como instructor al Comandante Germanó famoso acróbata del aire.

Su vínculo con Monte Grande comienza alrededor del año 46, cuando es contratado por la familia Donelly, propietarios de campos en Corrientes y de un avión que tenia su hangar en Siro Comi. Cuenta Miguel que viajaba hasta el Cruce de Lomas y desde ahí caminaba por Fair –por entonces de tierra- hasta el Aeródromo. De esta forma entablo amistad con el propietario del lugar y con la gente que trabajaba allí. Cuando se desvinculó de los Donelly y compró una avioneta desarmada no dudo en llevarlo al taller del Aeródromo cuyo encargado era un hombre de apellido Roldan. Siro Comi, representante argentino de “Cessna Aircraft Company” lo contrató como piloto en el año 1950, encargado de traer los aviones desde la fabrica en Wichita, Estados Unidos a nuestra ciudad. Cuenta que el viaje duraba entre 46 y 50 horas. Observaban paradas en varios lugares y las travesías llegaban a durar hasta una semana. FitzGerald recuerda a Siro como un gran negociante, que llego a ser el numero uno del mundo vendiendo aviones para Cessna. “El que iba al Aeródromo, terminaba comprando un avión. Era muy hábil”.

FitzGerald, que tenia una disposición interesante para las hazañas, le contó a Comi la idea de volar hacia Ciudad del Cabo, cruzar hacia África. Siro hizo una contrapropuesta: realizar el viaje desde Nueva York. Haciendo números acordaron que era lo mas conveniente y Comi enseguida llamo a la fabrica, explicó las modificaciones que deseaba hacerle al avión y al poco tiempo los ingenieros lo tuvieron listo. Era un Cessna 210 con los asientos y las paredes reemplazados por tanques de combustible. Miguel fue hasta Wichita a encontrarse con el avión al que bautizó “The Spirit of Mariano Moreno”. Partió con el avión modificado hacia Nueva York, donde pasó la noche. Era abril del 62 y comenzaba el primer viaje sin escalas desde la Gran Manzana hasta la Reina del Plata.

La travesía duró 47 horas 50 minutos. Durmió apenas 40 minutos ayudado por el piloto automático, despertando cada 10 para controlar los aparatos. El resto de la travesía permaneció despierto ayudado por las píldoras de cafeína (“que no son buenas para la atención”). El mapa de ruta lo llevo por Nueva York, Haití, Panamá, Perú, Antofagasta, voló sobre Tucumán y al momento de aterrizar en Aeroparque una superposición de señales de Radio terminó desviándolo involuntariamente hacia Durazno, Uruguay.

Cinco meses después trató de lograr una nueva hazaña, otra vez patrocinado por Siro: batir el Record Mundial de distancia. El avión fue el mismo Cessna 210 que lo había traído desde Nueva York. Despegó en Alaska. 20 horas más tarde aterrizo en Tokio, parada intermedia. De Tokio siguió a Okinawa para aterrizar en Manila el destino final. Solo quedaba la vuelta. Pero surgió un imprevisto: Antes de decolar un inconveniente en la rueda de nariz que lo dejó sin el record.

Pero Miguel FitzGerald ganaría fama mundial exactamente dos años después en septiembre del 64 cuando se armó de coraje y viajó a Malvinas a reclamar la soberanía.

Siro Comi y Miguel FitzGerald antes de la primera hazaña

lunes, 13 de abril de 2009

Culto a la esquizofrenia

O mas bien una muestra de talento. Después del posteo violento que hice hace unos días, este vídeo para cambiar los ánimos ayuda mucho. Ya lo conocen: el magnifico Marcel Marceau probándose distintas mascaras. Mírenlo y lo van a volver a ver. Yo, al menos, no me canso nunca y lo disfruto cada vez mas.
Me despido con la celebre frase que el mismo supo decir durante su ultima función: " ".

miércoles, 8 de abril de 2009

Completando a Rivadavia

Hace unas semanas atrás me preguntaba que había sido de los cirujas que había en varias plazas de la ciudad de Buenos Aires y mas por antipatia que por conocimiento le tiré la patada al gobierno de turno. Hace unos dias me encontré este video que curiosamente vino a despejar todas mis dudas y entender el concepto de que "tan bueno" puede ser Buenos Aires.


PD: ¿No les parece raro que un desalojo "legal" se haga en horas de la noche? A ver, creo que eso ya lo leí... ¿"1984" Orwell? ¿1976 Videla? No, probablemente fantasía de uno que no vale la pena leer. Por las dudas si alguno no conoce sobre la UCEP puede leerlo acá o allá.

domingo, 5 de abril de 2009

Orion

No voy a hablar de astronomía que tanto me gusta, ni de mi perro que se llama igual y me gusta mucho mas. Mas bien vamos a escuchar un poco de música para relajar los nervios, algo tranqui para esperar la pascua y no ponernos ansiosos por los huevos chocolatosos (¡¡ojo!! es chocolate de cobertura, muchísimo mas pesado que el común).
Una gran canción de Metallica. No, no soy heavy ni mucho menos. Respeto esta banda y me admiro cuando encuentro canciones de este calibre.
A ver que sale: