martes, 3 de febrero de 2009

Sigue cayendo el sistema... y algunos prejuicios

Si sorprendía que un morocho sea presidente de EEUU, mas sorpresa y espanto les va a causar a las viejas el caso de Islandia. Ese país hasta hace unos días estaba gobernado por un partido conservador y en cuestión de horas va a estar manejado por Johanna Sigurdardittir, partidaria de izquierda, ecologista y lesbiana confesa. Hace siete años esta casada con una escritora con quien tiene tres hijos (producto de relaciones anteriores, no piense mal señora). La mujer llega para sacar las papas del fuego, encabezar un gobierno de transición (en realidad es toda una transición en si misma) y aunque no fue elegida por el pueblo -fue nombrada por el legislativo- a la mujer la quiere el 73% de los Islandeses (y las islandesas sobre todo).

En cuestión de días sectores que históricamente fueron discriminados y violentamente marginados van a estar al frente de distintos países. Obviamente el caso de EEUU es mas llamativo por ser un país que no tuvo nunca problemas en masacrar morochos. Pero la opinión pública sobre una persona como la islandesa es simbólica. No deja de ser interesante que todo ocurra en medio de una crisis económica y tal vez sea aun mas simbólico que mientras el sistema colapsa lo que antes era injustamente mal visto, hoy es aceptable. Que con el sistema capitalista se caigan también los prejuicios. ¿Nueva era? No, soy inocente pero no tanto. Yo estoy entre los que creen en la igualdad absoluta de los hombres mas allá de la religión, raza y sexualidad. Por eso soy conciente que un morocho puede ser tan malo como un blanco y un gay tan mala persona como el macho mas orgulloso. Negar esto seria usar la misma lógica que inevitablemente conduce a conclusiones falaces. Por eso no me descuido (sobre todo con el gay... por las dudas ¿vio?) y sigo observando todo con la mayor visión crítica que me es posible. Pero creo que en este caso lo importante no son las personas, si no las sociedades. Ojala el cambio sea mas que superficial, porque en cuanto fallen, en cuanto se equivoquen, los prejuicios vuelven. Y con mas fuerza que antes. Ahí las cosas se pueden poner mucho mas feas. Ojo muchachos, ponganse las pilas.

Yo por mi parte espero los acontecimientos que vienen: tal vez el próximo Papa presente públicamente a su esposa y la futura mandataria de Alemania asuma acompañada por sus dos maridos.

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